Seis horas que bien merecen la pena para conocer este paradisiaco lugar que alberga rincones de confort, inolvidables clases de surf y excelentes recuerdos gastronómicos.
Para dormir, yo no lo dudaría, un secreto muy bien guardado, “Casa Dos Peces”, propiedad de Sylvia y Bill. Un proyecto conjunto que surgió de la casualidad y después del amor y que ha resultado en el refugio perfecto para los citadinos estresados.
Llegué de casualidad, tras reservar en el Present Moment Retreat, quizás el hotel más conocido de la zona, y al que no quiero restar mérito, pero dormir al aire libre, en camas queen size (mido 1.90m y mi mujer 1.70m) a 200 dólares la noche, no es mi hit para unas vacaciones.
Llegar a “Casa Dos Peces” fue una fortuna, y desde ese momento mi lugar favorito de las playas mexicanas.
Fortuna entre otras cosas porque Silvia y Bill no hacen promoción de este lugar y se limitan a dejar que amigos de amigos lleguen para tratarlos como a sus propios invitados.
Lo mejor de Casa Dos Peces, es la sensación de llegar a tu propia casa, en un enclave privilegiado en la bahía de Troncones, con una arquitectura exquisita a cargo de Silvia y pensada para disfrutar de todos los placeres que uno pueda imaginar.
Sin restar mérito al infinity pool, a las maravillosas habitaciones o al sonido del mar a 20mts de distancia del porche, la cocina es: de todo, lo más espectacular. Amplia, cómoda, bien equipada y con vista frontal al Pacífico.
Ya he aprendido, llego cargando con mis provisiones, salmón ahumado de Le Bouchon, ciappatas y Pain au Chocolat de Mónica Patiño para el desayuno, vino, tequila, y todo lo que creo necesario para preparar comidas y cenas, porque la ventaja de tener kms de playa para uno sólo es que es difícil encontrar provisiones.
Si hay ánimos de salir de casa de día, y conducir 25 minutos, en Playa Saladita encuentras dos cosas que harán mejores las vacaciones.
Las clases de surf con Beto (betosurfgro@yahoo.com.mx, 044 755 101 3904), quien surfea en esta zona desde los 5 años, y que nos aseguró que estas costas ofrecen olas para todos los gustos. Según Beto las aguas de esta zona, son familiares y aptas para todos los públicos, especialmente para los principiantes como mi mujer, que disfrutó del agua transparente y cálida y de olas perfectas para aprender.
A las 13:30 llegan los pescadores y puedes comprar langostas a $120 el Kg recién sacadas del mar. Si hay suerte tienen caracoles, ostiones y huachinango, pargo o mahi mahi (dorado). Puedes llevártelo para cocinar, o si no en el “chiringuito” de la playa y ahí te lo preparan.
No te dejes guiar por el lugar, claramente no es Saint Tropez, pero Beto me aseguró que las preparan a la perfección. Si no, Majahua, a 5 minutos de la casa, es otra opción con infinito menos encanto, y si no, puedes preguntarle a Nery, la verdadera “conocedora” de Casa Dos Peces quien se encargará de que te lo traigan a casa.
Al atardecer, un masaje en la terraza de tu habitación sobre el mar, a cargo de Maribel, pondrá el broche de oro y si finalmente te has decidido por el surf, tus músculos te lo agradecerán.
Otra opcion es una copa de vino en la playa mientras, ves cómo el vecino de Silvia y Bill suelta las tortugas que nacen en su tortuguero. Las tortugas llegan a desovar de madrugada y él recoge los huevos y los pone a buen recaudo hasta que llegue el momento, para evitar que perros y pájaros desayunen con ellos. Todo un espectáculo para los que vivimos en la ciudad.
Si lo que te pide el cuerpo es una buena margarita, las de Manzanillo Bay Inn, vecino de “Casa Dos Peces”, es la opción están deliciosas!.
Para cenar, y de nuevo si no te importa conducir, puedes buscar sofisticación en Zihuatanejo, en la “Casa que Canta”, que en época de lluvias pierde su encanto porque cierran el comedor en espiral al aire libre, o en The Tides.
La experiencia en este último en esta ocasión tuvo altos y bajos. Un restaurante, La Marea, sobre la arena de la playa, con un servicio encantador, y muy buen ambiente, pero en el que el champagne estaba caliente, el huevo pochado de un plato que prometía ser maravilloso (raviol abierto con escamoles y puré de trufa) pasado, el atún sellado frio, y el huachinango demasiado hecho, y alrededor de 20 minutos de espera entre plato y plato. Estoy seguro de que tuve mala suerte, porque en general he oído buenos comentarios, por eso os invito a que le deis vuestra propia oportunidad.
Si no, quédate en casa. Comparto contigo uno de mis platos favoritos, fruto de mi visita a Playa Saladita:
Fideua a la Ferrater con Langosta.
Ingredientes para 6 personas:
- 1 paquete de Spaghetti num 3
- 1 diente de ajo
- 1.5 Pimientos rojos
- 1.5 Cebollas medianas
- Aceite de Oliva
- Sal, Pimienta
- Vino blanco
- 1.5 Kg de langosta
- Ail i Oli (huevos, vinagre, aceite de oliva extra virgen, vinagre, medio diente de ajo y sal)
Para el sofrito:
Vierte medio litro de aceite de oliva en una olla plana (paella), calentar hasta ebullición y poner a fuego lento. Añadir las cebollas finamente troceadas junto con el ajo y los pimientos, sal y pimienta, dejar 15 minutos a fuego lento. Añadir ½ l. de vino blanco, recomiendo Viña Sol Chardonnay, del que ya te habrás bebido una copa bien fria, mi consejo es tratar de utilizar buenos vinos para cocinar pues se nota en el sabor final y dejar a fuego medio otros 10 min.
Para el caldo:
Hervir en 1 litro de agua las cabezas de las langostas durante 30 min a fuego medio con sal, pimienta, una hoja de laurel y un chorro de aceite.
Para el Ail i Oli:
Prepara una mayonesa clara a la que añades medio diente de ajo al principio.
Para la fideua:
Calienta el sofrito, cuando esté hirviendo añade los espaghetti troceados en 4 ó 5 partes, déjalos rehogarse y tostarse durante 5 min y añade el caldo
Como dice el azulejo a la entrada de Casa Dos Peces “Los adornos más bellos de esta casa, son las personas que la visitan”, y yo doy fe de que en todo momento es así como me hicieron sentir.
Zihuatanejo, Ixtapa y Troncones se localizan en el estado de Guerrero en México frente al Océano Pacífico a 240 kilómetros al noroeste de Acapulco.
Zihuatanejo es la comunidad actual. Ixtapa es un destino turístico desarrollado por el gobierno. Troncones es un pequeño y rústico pueblo frente al mar a 37 kilómetros al norte
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